Lo que los libros pueden hacer por ti (los libros o lo que te guste)

A veces caemos en ciertas dinámicas complicadas. Vamos llorando por las esquinas que no tenemos tiempo para lo que queremos. Normalmente porque queremos hacer demasiadas cosas. Trabajar, seguir aprendiendo cosas, asistiendo a cursos, viendo a los amigos, estando con la familia... Y poco a poco nuestros hobbies y esos pequeños momentos de tranquilidad se van diluyendo hasta perderse.

Eso me estaba pasando a mi con dos aficiones muy queridas. Ya no voy a entrar en que no puedo dibujar tanto como quisiera (envidio mucho, pero de forma sana, esas personas que se plantean retos como hacer un dibujo al día). Pero había dos cosas que prácticamente había dejado de hacer y que desde el otoño pasado me había propuesto recuperar como fuese en este 2016.

Una era leer más.
La otra, volver a disfrutar de películas de cine clásico, que me encanta.

En los buenos tiempos, yo me leía un libro a la semana. Siempre he sido lectora voraz, siempre ha habido un libro en mi bolso y noches en vela al abrigo de las páginas de un libro que, por una razón u otra, no podía soltar. No penséis que soy de las que leen libros fáciles o siempre cortos, para nada. Simplemente, me encanta leer. Pero, poco a poco, el trabajo y las obligaciones habían ido ganando terreno a los libros hasta el punto de leer quizás diez en un año, como mucho. No podía continuar así: me sentía mal, extrañaba muchísimo mis ratos de lectura.

Con el cine me pasaba lo mismo. Ir al cine (a la pantalla grande) es algo más bien esporádico para mi... Reconozco que tengo gustos raros, poco comerciales, y no siempre encuentro en la programación algo que llame mi atención. Así que soy más de alquilarme alguna película o tirar de mi cinemateca, plagada de películas del cine clásico americano que no te cansas de ver.

Desde finales de 2015 he conseguido que estas dos aficiones vuelvan a tener cierto peso en mi día a día. Y no podría haber tomado mejor decisión, en serio. El otro día caminaba bajo la lluvia pensando en ello.

Sólo nosotros somos dueños de nuestro tiempo. Sólo nosotros somos responsables de cuidar esos pequeños momentos y mimarlos, para que nos acompañen toda la vida :)