Hoy ha sido un día bonito. No porque sea viernes y esté por delante el fn de semana para disfrutar mi tiempo en lo que más quiero. No porque haya sido un día especial. De hecho, ha sido un día corriente pero salpicado de pequeños momentos que lo han hecho precioso. Un café con buenos amigos para empezar la mañana, escuchando sobre su proyecto y deseándoles de corazón todo lo mejor, toda la suerte del mundo. Recibir a media mañana un paquete que aún no esperaba con un precioso neceser y funda de pañuelos de Funkypatch gracias al sorteo de Con la realidad en los talones. Al mediodía, poder ayudar con mi trabajo a una mami bloguera. Y a última hora de la tarde recibir llamadas y mensajes para nuevas colaboraciones y proyectos.
En días como hoy te das cuenta de que la vida es un regalo y hay que aprovechar cada pequeño momento, cada día bonito, al máximo :)
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