Como casi todos los lectores descubrí a Roald Dahl en el colegio. Por suerte para mi, mis profesores solían incluir todos los años alguno de sus libros como lectura obligada. Me reí mucho con Matilda y Las Brujas, aluciné con Charlie y la fábrica de chocolate y entendí lo que era el amor por primera vez al leer Agu Trot. Desde que leí aquel libro he sentido una debilidad especial por las tortugas y desde hace casi veinte años tengo a dos tortuguitas viviendo conmigo (espero que, como mínimo, por otros veinte años más!).
Creo que los cuentos de Roald Dahl no tienen edad, que son esa clase de libros que puedes leer siempre. O quizás esa clase de libro que todos deberíamos leer de nuevo de vez en cuando para reencontrarnos con la visión inocente y pícara del niño que llevamos dentro.
Sin duda, recomiendo siempre los libros de Roald Dahl para los niños: son libros divertidos, con aventuras, inocentes y tiernos. Y fáciles de leer: las historias te enganchan.
El libro era una recopilación de relatos cortos bajo el título de Relatos de lo inesperado. Fue una gran sorpresa. He de decir que soy una gran aficionada al relato corto y en el caso de Roald Dahl cada relato superaba al anterior. Me gustó tanto que me lo leí en apenas dos días y en seguida me hice con Historias extraordinarias, otro libro de relatos.
Ahora me estoy re-encontrando de nuevo con él porque este año me he propuesto leer sus libros en versión original (sí, como tantos otros, intento mejorar mi nivel de inglés :D). Espero ser capaz de apreciarlos en su lengua materna como merece.
Así que ya sabéis, tanto grandes como pequeños, no dejéis de disfrutar con la maravillosa imaginación del gran Roald Dahl. Y los peques disfrutarán también con las divertidas ilustraciones de Quentin Blake, que ilustró la mayoría de los relatos infantiles del escritor. ¡Un tandem maravilloso!
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