¿Te suena eso de la zona de confort? ¿Has oído hablar de ella? Yo mucho, últimamente. Aunque hasta hace no mucho tiempo tampoco me preocupaba mucho. La zona de confort hace referencia a el o los ámbitos en los que nos sentimos cómodos y se aplica a muchísimas cosas: al trabajo, a nuestras relaciones sociales y de pareja... Nuestra tendencia como personas es quedarnos en lo conocido, hacer lo de siempre sin pensarlo, por pura costumbre. No en vano se repite tanto que el hombre (y la mujer) es un animal de costumbres. A la mayoría de las personas no nos gusta tener que replantearnos continuamente lo que hacemos, lo que pensamos, cómo lo hacemos, por qué lo hacemos así... Yo seré la primera en confensarlo: ¡es agotador!
Pero con el tiempo me he ido dando cuenta de que permanecer sólo en nuestra zona de confort, sin asumir riesgos ni nuevos retos, nos vuelve conformistas. Si algo no nos gusta, nos quejamos amargamente por cualquier rincón. Pero la mayoría de las veces no hacemos nada por cambiar lo que no nos gusta. En otras ocasiones simplemente renunciamos a intentar algo que se sale de nuestra zona de confort. Porque no nos vemos capaces, porque no sabemos si nos gustará... ¿Cómo lo sabremos, si no lo intentamos?
En los últimos meses he tenido que salir bastante de mi zona de confort y, como soy una persona bastante tímida, mi zona de confort es realmente pequeña, lo confieso. Estoy haciendo cosas que me gustan y otras que no. Si tuviese que sacar la media, ahora mismo, en este instante, no sé hacia dónde se inclinaría la balanza. Lo que sí creo es que estoy creciendo mucho como persona gracias a estas experiencias y cada vez que salgo de mi zona de confort me siento contenta conmigo misma por haberlo hecho, aunque después no me guste el resultado. Las experiencias fuera de mi zona de confort me vuelven más tolerante, más comprensiva, me traen nuevas ideas y reflexiones... Cada vez que surje algo diferente me suele dar mi pequeño ataque de pánico, por supuesto :) Pero he aprendido a no dejar que la timidez me domine y me impida probar cosas nuevas.
Y estos días de vacaciones han sido perfectos para poner a prueba nuevas habilidades. O a veces la ausencia de ellas, jajajajaja. Os animo a probar cosas distintas. Se aprende muchísimo, de verdad :)
0 comentarios:
Publicar un comentario